martes, 5 de febrero de 2013

ALERGIAS EN EL AULA

Actualmente cada vez es más usual, encontrar en nuestras aulas niños con diferentes tipos de alergias alimentarias.

     La escolarización de estos niños debe ser lo más normalizada posible, aunque dependiendo del grado tendremos que retomar algunas normas del aula. Es cierto que el límite de derechos de estos niños, roza en muchas ocasiones con el límite de derechos de los otros. Ante este punto tendremos que decidir en la comunidad educativa, que debe primar el derecho de los demás a  celebrar todas y cada una de las fiestas que actualmente se celebran o limitar el número de fiestas, para que la entrada en el aula de alimentos perjudiciales y nocivos para la salud del alérgico, no pongan en peligro su derecho a ser un niño sano.
     La entrada de alimentos en el aula se realiza a diario en la hora del almuerzo y debe ser el niño alérgico el que sepa que no debe ingerir la comida de los otros, pero la cosa cambia cuando se trata de la Castañada, la fiesta de la Multiculturalidad, El carnaval, y un largo etcétera de  celebraciones que hoy en día celebramos en nuestras aulas. En las fiestas el niño alérgico se encuentra desprotegido, pues son momentos de mucho revuelo, donde la vigilancia se reduce por la situación y por tanto la seguridad del niño alérgico se ve seriamente perjudicada. Privar del derecho a ser un niño sano y criado en un ambiente seguro, no debe nunca primar sobre el derecho de celebrar fiestas de los otros, el orden de derechos del niño así lo reconoce, al igual que el orden en la Constitución sobre derechos de los ciudadanos, incluidos niños.
      Trabajar la Multiculturalidad olvidando a todas las diversidades, culturales, físicas, sociales, psicológicas que tenemos en las aulas, no supone trabajar la multiculturalidad, es trabajar solo una parte de ella.
     Desde mi punto de vista, el derecho a la salud de un niño debe primar siempre sobre el derecho a celebrar fiestas, puesto que éste último es sólo un objetivo de aula o de ciclo, pero nunca un derecho. Por el contrario el derecho a vivir en un entorno saludable y sano, que nos proteja, es un derecho, recogido en el articulado de la Declaración delos Derechos del Niño.