LOS TALLERES
INTEGRALES; Una Experiencia Internivel en 1 a 2 años
Tras años
trabajando en el primer ciclo, decidimos en el curso escolar 2010/2011, dar un
paso más y llevar a cabo esta experiencia. Somos dos educadoras de una Casa de
Niños de Madrid, programa que trabaja dedicando especial atención a las
necesidades de los niños y sus familias. Por motivos económicos la filosofía
que hizo nacer estos centros ha ido desapareciendo, y en parte esto es lo que
nos mueve hoy a compartir con todos los educadores esta experiencia que
perfectamente puede ser llevada a buen término en cualquier centro educativo.
Las dos
educadoras, contamos con años de experiencia y cursos de formación. A ambas nos
mueve el perfeccionarnos y renovarnos en nuestro quehacer diario, y por eso,
decidimos trabajar con las puertas abiertas en nuestro nivel, queríamos ofrecer
a nuestr@s alumn@s la posibilidad de obtener la riqueza que ofrece el trabajo
por talleres integrales, posibilitar y ampliar su autonomía, no solo eligiendo
espacio o material, sino incluso eligiendo el adulto que considerase adecuado
para guiarle en cada momento.
Tras el
periodo de adaptación, a mediados de octubre, decidimos trabajar con las
puertas abiertas, con objeto de permitir el libre tránsito de los alumnos por
las aulas y aseo común.
Para ello,
en una de las aulas, colocamos todo lo referente a juego simbólico, rincón de
los mimos y en la otra ampliaríamos el espacio de movimiento, introdujimos
dentro del aula un modulo de psicomotricidad, así como construcciones gigantes
y de diferentes tamaños y materiales. Por evolutiva de los pequeños,
encontramos necesario, mantener en ambas aulas, material de manipulación,
ensartes, biblioteca y muñecos.
Al principio
los pequeños deambulaban investigando los espacios de las dos aulas, salían al
pasillo y volvían a entrar…
Desde los
primeros días, conseguimos nuestro principal objetivo, atender de forma
individual a cada pequeñ@, escuchar activamente sus demandas y actuaciones, y
sobre todo dedicar el tiempo que cada uno necesitaba a conseguir esa calma
emocional tan necesaria, que ViÇent Arnaiz ha definido tantas veces. Gracias a
esta actividad pausada del día a día, a dedicarnos a guiarles sin prisas, a
atender a sus tiempos y ritmos, ambos grupos fueron realizando sus actividades
y aprendizajes de forma vertiginosa. Tras observar ambas que los pequeños
pasaban más tiempo en el baño que en las aulas, decidimos dar comienzo a
nuestros talleres.
Organizamos
talleres dentro de las aulas y en el patio. Con ayuda de la persona de apoyo,
dos días a la semana organizamos talleres en pequeños grupo, 8 alumnos por
grupo. En un aula se realizaba el taller de masajes, en otro aula el taller de
heurística y en el baño el taller de agua. Para la realización de alguno de los
talleres contamos con la ayuda de las familias, participación que ampliaremos
un poco más adelante. Durante el momento de patio, compartíamos un tiempo con
el otro nivel y hacia las doce, organizábamos los talleres de patio. Estamos
convencidas que el patio no solo puede servir para que los pequeños interactúen
entre ellos o realicen juego al aire libre, nosotras creemos que si por todos
es asumida la importancia que poseen los materiales no estructurados y
discontinuos como la arena el agua,…, no hay necesidad de dedicar unos tiempos
reducidos a dicha actividad o meter estos materiales en el aula distorsionando
su calidad como material. En el patio, colocamos una zona con bolsas de papel,
piñas, corcho de árbol, en otra zona colocamos cajas de construcción, y en otra
zona todo el material necesario para realizar trasvases de arena.
El agua como
era invierno se limitaba a trabajarse dentro del aula en los talleres y en el
baño cuando ellos tenían la necesidad de jugar. Insistimos en que l@s pequeñ@s
tenían libertad para elegir su juego y material, nosotras observamos y
ofrecíamos las ayudas necesarias.
Los talleres
funcionaron todo el año con gran aceptación por parte de los pequeños, lo que
nos permitió, organizar la entrada de las familias en el aula. Puntualmente cada
trimestre elaboramos un material para el aula; los chubasqueros del taller de
agua, las cajas gigantes de construcciones… para ello en cada aula se repartía
el material y contábamos con la ayuda de 5 familias o 6. Durante una hora
estaban con nosotras y sus hijos en el aula, los pequeños en algunos casos nos
prestaban su ayuda y en potros elegían actividades diferentes. Los viernes para
terminar la semana, era un día especial, antes del patio, todos escuchábamos
juntos en una de las aulas un cuento o una representación teatral, realizada en
algunos casos por nosotras o por alguna familia que se prestaba para compartir
con nosotros un ratito de su tiempo.
La
experiencia ha sido muy gratificante, tanto para l@s pequeñ@s, pues les ha
posibilitado una mayor atención a sus emociones, y por tanto a su
individualidad, una mayor autoestima, gracias al fomento de su autonomía, y
sobre todo han conseguido adquirir estrategias necesarias para relacionarse con
el entorno, no solo con espacio y material, sino con el tiempo y con los otros.
Como
educadoras nos ha permitido confirmar que trabajar en equipo es la esencia de
un trabajo bien realizado, pues aunque ha habido momentos complicados, nuestra
base siempre ha sido la escucha a la otra compañera y la valoración que se
merece por ser diferente a mí, nos ha aportado una mayor capacidad de
observación, hemos mejorado nuestra escucha hacia los otros y sobre todo nos
ha permitido poner en práctica nuestra formación sobre evolutiva infantil y
sobre la necesidad de trabajar estrechamente con las familias. Las familias se
han volcando con este proyecto, nos han ofrecido su ayuda y han comprendido más
si cabe nuestra labor educativa, algo que en estos tiempos se hace necesario.
Pero por este mismo motivo, por los tiempo que corren, hemos decidido hacer uso
de las nuevas tecnologías y aún separándonos más de 600 Km, hemos conseguido
terminar este pequeño artículo que esperamos sirva para animar a l@s educador@s
a innovar en las aulas, y no caer en la rutina. Sólo nos queda agradecer
nuestra labor a nuestra directora Beatriz Escudero, pues sin su apoyo nos
habría sido dificultoso llevar a buen término estos talleres.
Dolores Chamorro y Roxana Eugercios ( Maestras vocacionales)